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Educación en tiempos modernos pandémicos

Educación en tiempos modernos pandémicos

¡La educación también debe estar en estado de emergencia! Hace poco más de un año que la pandemia ha golpeado nuestra región, no ha hecho más que sacar a flote la falta de inversión en la educación, ciencia y tecnología de nuestros gobiernos, por lo que actualmente nos queda aprovechar las plataformas que contribuyan en la teleeducación.

La hegemonía de la nube se ha apalancado del impulso de la transformación digital en Latinoamérica, lo cual es denominado como “tierra fértil” por el Country Manager de Huawei Cloud Perú en una entrevista al diario El Peruano. Además de que según un estudio de IDC, realizado en octubre 2020, manifiesta que para finales del 2021 la mayoría de las empresas planificarán y ejecutarán mecanismos para acelerar la digitalización centrada en la nube de su infraestructura y aplicaciones.

Agregando el diverso mercado de aplicaciones de mensajería instantánea, videoconferencia, plataformas de gestión documental, entre otras; ha puesto en la mesa de las instituciones educativas, tanto privadas como públicas, la elección de las más dinámicas y asequibles. En mi experiencia conversando con decisores del área de tecnologías de información en estas instituciones, determinan que los principales factores que los llevó a elegir aplicaciones y/o plataformas, son:

  1. Versiones gratuitas o triales, para que no requieran de una vasta y apresurada inversión. En caso de ser de pago, validaron los planes existentes y si existía descuentos y beneficios por ser una entidad educativa.
  2. “De buenos comentarios” o por experiencia propia, revisaron cuáles eran las más comunes en el mercado, o por comentarios de los colegas que les sugerían que es una buena aplicación ad hoc, incluso porque algunos ya lo venían usando.
  3. Dinamismo y accesibilidad, fácil aprendizaje para usar y qué tan viable es que cualquier estudiante o docente pueda instalarlo en sus dispositivos independientemente de una buena conexión a internet.

No obstante, en el proceso de ejecución de las clases notaron de que había puntos fuera del alcance predefinido como:

  • Versiones gratuitas o triales contenían limitaciones en funcionalidades.
  • Aplicaciones y plataformas no eran tan maduras en el mercado por lo que estas tendían a “caerse” numerosas veces.
  • Dispositivos incompatibles con aplicaciones modernas, tanto en las versiones obsoletas de sistemas operativos, como también en capacidades técnicas. En muchos casos estudiantes perdían clases hasta encontrar que algún familiar les comparta un dispositivo que le sea acorde; lo cual es fatal en el aprendizaje remoto.
  • Conexión de internet paupérrima que imposibilita la continuidad de una clase.
  • El más importante: el incorrecto uso de las tecnologías; por el motivo de que no fueron completamente instruidos en todo aspecto de la aplicación y dispositivo.

Esto nos deja un sabor amargo al momento de la situación pandémica en el sector educativo. Pero, seamos objetivos, esto nos ha dado un golpe de realidad en donde estamos parados realmente. Las clases presenciales son fundamentales en la contribución del aprendizaje completo de un estudiante, pero por ahora los que están en posibilidades de recibir una educación virtual, habrá que adaptarse, y apoyarse del sustento socioemocional de familiares y aledaños. En un mediano plazo, la educación mixta (presencial y virtual) será un hecho.

En síntesis, de nuestra amplia experiencia recomendamos considerar que:

  1. Las instituciones gubernamentales creen programas más inclusivos de aprendizaje virtual, que permita que los proveedores de internet garanticen una estabilidad y mejora del ancho de banda, como también opciones de conexión para poder llegar a las ciudades remotas del país.
  2. Las aplicaciones y/o plataformas que empleen el almacenamiento y consumo en nube, dado que mucho de esto entregaría funcionalidades independientes de las capacidades de los dispositivos.
  3. El plan para el año escolar o universitario remoto sea monitoreado continuamente para afianzar que los docentes y estudiantes hayan aprendido sobre el correcto uso de las tecnologías ofrecidas.

Solo así, lograremos que la educación impartida en este año y próximos meses cierre las brechas digitales en el aprendizaje de las próximas generaciones.

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